El yoga aéreo, al que también se le conoce como aeroyoga o antigravity yoga, se trata de una variación de la comúnmente conocida yoga, es decir, tiene el mismo objetivo de este conjunto de disciplinas físico-mentales que, integrando movimientos y actividades de relajación y concentración anímicas, buscan la armonía entre lo espiritual, lo mental y el dominio del cuerpo; pero, en este caso, como su nombre lo indica, sus movimientos y posturas son acrobáticos, esto es, se realizan en el aire sobre una hamaca o columpio formado por una tela que está colgada del techo.

Esta nueva modalidad de yoga combina el trabajo del cuerpo de una forma intensa junto con el tradicional trabajo mental y espiritual que son propios de esta técnica originaria de la India. Los movimientos físicos requieren de una gran habilidad, destreza y fuerza e incluyen una gran variedad de posturas del hatha yoga, así como movimientos del pilates y de la gimnasia holística. Prácticas que combinan los ejercicios corporales con el control mental, basados en la respiración y la relajación.

¿Por qué practicar esta disciplina?

El yoga aéreo trae beneficios para la salud mental y del cuerpo que no se podrían conseguir con el yoga tradicional. Entre estos están:

gracias a sus movimientos, que exploran la capacidad y flexibilidad del cuerpo, se puede moldear la figura y alcanzar un mayor nivel de elasticidad, estirando y fortaleciendo los músculos que no se habían ejercitado antes. Es una práctica que tonifica la musculatura debido al trabajo que se debe realizar para poder mantener el equilibrio y a la fuerza que se lleva a cabo en los brazos.

el uso del columpio hará que la realización de las asanas (posturas corporales empleadas en yoga) se lleven a cabo sin ningún tipo de obstáculo físico, como el suelo o las paredes, lo cual incrementará la flexibilidad de las articulaciones.

las posturas invertidas que se realizan en el aeroyoga hacen que la sangre se vaya a la cabeza, lo cual da pie a que la mente se despeje y se oxigene más el cuerpo. Adicionalmente, sus movimientos nos exigen una mayor alerta y concentración, lo que significa una mejora en nuestra capacidad mental, aunado al incremento de nuestra creatividad y nuestro estado de ánimo.

Otros beneficios son:

mejora la circulación y la respiración, corrige nuestra postura, ayuda a drenar el sistema linfático y, por ende, contribuye a la salud de la piel; es un gran método de liberación del estrés y un buen ejercicio de cardio, todo esto gracias a que las asanas implican un cambio constante de posturas y movimientos, entre ellos, estar boca abajo, lo cual, entre otras cualidades, activa nuestro sistema circulatorio, masajea nuestro cuerpo permitiendo el drenaje linfático y nos relaja dándonos una paz interior, mental y espiritual.