La sensibilidad de la piel puede ser natural, pero también puede darse con el paso del tiempo en forma ocasional o permanente, lo que genera incomodidades y tirantez.

¿Qué es la piel sensible?

La piel sensible es cualquier tipo de piel: seca, grasa o mixta  que reacciona de manera excesiva, más fuerte o más rápidamente a un factor externo o interno que generalmente es bien tolerado por una piel normal.

La piel sensible puede manifestarse de varias formas:

1. Factores endógenos: factores únicos y propios

• Fototipo: Los fototipos I y II  son pieles blancas y finas que se enrojecen con facilidad y son más propensas a tener una piel sensible.
• Existencia de algunas patologías: afecciones cutáneas, como  dermatitis seborreica, acné, rosácea, cuperosis, entre otros.
• Ansiedad y depresión.

2. Factores exógenos: Factores externos

• Cosméticos inadecuados:  productos de cuidado y de limpieza incorrectos. El peeling o una intervención con láser pueden llevar a la piel a reaccionar rápidamente
• Factores ambientales: el frio, el sol, el viento que  generan reacciones inmediatas
• Modo de Vida: comidas, alcohol, estrés

¿Sabes las diferencias entre lo que es una  piel sensible y una piel sensibilizada?

Piel sensible: Se considera sensible, una piel que se enrojece con facilidad y presenta irritaciones y picores.  Es una piel alterada y muy frágil ante agresiones externas como la contaminación, los cambios bruscos de temperatura, una alimentación inadecuada, la falta de sueño, el cansancio, y otros factores asociados al estado emocional y psíquico como el estrés, la ansiedad, la depresión, etc

A veces, esta sensibilidad es exagerada, la piel no se calma con ninguno de los productos hidratantes utilizados habitualmente. No soporta nada y como resultado se transforma en alérgica.

Por otro lado, la piel  puede  estar sensibilizada  y no tener ninguna patología dermatológica, siendo  una característica que vaya asociada a alteraciones, estímulos producidos por ciertas intolerancias a productos de higiene de uso diario que estimulan y producen verdaderas alergias siendo responsables de la aparición de un eczcema o urticaria.

¿La  piel sensible es frecuente?

Tomando como base una encuesta realizada por el grupo de investigación epidemiológica de los Laboratorios Pierre Fabre en ocho países europeos (285 millones de habitantes) los resultados nos muestran que cerca de 100 millones de personas se ven afectadas, entre ellas mujeres y hombres. Tomando como base una encuesta realizada por el grupo de investigación epidemiológica de los Laboratorios Pierre Fabre en ocho países europeos (285 millones de habitantes) los resultados nos muestran que cerca de 100 millones de personas se ven afectadas, entre ellas mujeres y hombres.

El  resultado: una de cada tres personas declara tener la piel sensible.

– Como dato adicional, la encuesta arroja que el 66 % de las personas que declaran tener piel sensible padecen una enfermedad de piel subyacente.

¿Por qué tenemos la piel sensible?

El factor principal es la alteración de la barrera cutánea en la epidermis es débil y permeable, esto por un lado, favorece  que los agentes potencialmente  irritantes externos penetren con mayor facilidad y, por otro, que se produzca una mayor pérdida de agua por evaporación, lo que provoca que sean pieles propensas a la deshidratación y la sequedad, lo que genera una disminución del umbral de tolerancia.

– Las pieles sensibles e intolerantes también se caracterizan por una súper producción de radicales libres asociada a una secreción anormalmente elevada de citoquinas, moléculas proinflamatorias.

¿Cómo sé si tengo piel sensible?

Si la piel reacciona constantemente a ciertos productos aplicados en la piel, si la piel reacciona a la temperatura, al estrés o al cansancio, si pica, molesta, se siente seca o con rojeces puede ser una piel sensible, pero quien dará el diagnostico final será tu dermatólogo, no olvides consultar con él.

¿Cómo cuidar la piel sensible?

• Reducir el riesgo de intolerancia con cosméticos hipoalergénicos y no comedogénicos
• Proteger, purificar e hidratar con productos  de cuidado  con mínimo de ingredientes, sin parabenos, sin alcohol
• Evitar la exposicion prolongada al sol y siempre usar un fotoprotector
• Calmar las irritaciones y las rojeces, restablecer el confort cutaneo y reforzar la función barrera de la piel