Cada vez con mayor frecuencia las personas están utilizando dispositivos médicos en su casa, ahorrándose el desplazamiento hasta un centro de salud para tener control sobre sus enfermedades. Tal es el caso de equipos como el glucómetro, que monitorean los niveles de glucosa en sangre; las bombas de infusión, que llevan líquidos, incluyendo nutrientes y medicamentos, al cuerpo del paciente; el pulsioxímetro, que mide la saturación de oxígeno en los tejidos; y respiradores, entre otros. En esta ocasión, hablaremos sobre el pulsioxímetro y su manejo.

Un aspecto importante al manejar equipos médicos en el hogar es que cuentes con el conocimiento sobre estos y sigas las instrucciones dadas por tu proveedor de salud al pie de la letra, ya que el desconocimiento sobre cómo operarlos o sus riesgos de seguridad podrían traerte consecuencias para tu organismo, que incluso podrían ser fatales.

¿Qué es un pulsioxímetro?

La pulsioximetría es un método no invasivo que permite determinar el porcentaje de saturación de oxígeno de la hemoglobina en sangre con ayuda de métodos fotoeléctricos. Para hacer dicha medición se emplea el pulsioxímetro u oxímetro de pulso, un dispositivo que se coloca en una parte del cuerpo donde haya un buen flujo sanguíneo, como por ejemplo los dedos de las manos o pies, o las orejas, para que este cumpla su labor de medir la absorbancia de cada longitud de onda causada por la sangre arterial (componente pulsátil); para ello, emite una pequeña luz infrarroja que traspasa los tejidos de tu cuerpo hasta llegar a un receptor que registra la cantidad de hemoglobina, de esta forma es que calcula la saturación de oxígeno en tu sangre.  

El pulsioxímetro de uso en el hogar, por lo general, es pequeño y fácil de usar (funciona con pilas o baterías). Con él podrás mantener la saturación de oxígeno por encima del 90% en todas las actividades que realices, pero tu médico es quien determinará el valor objetivo de saturación de oxígeno específico para ti, así como la tasa de flujo regular que, generalmente, deberá mantener la saturación de oxígeno a dicho nivel.

Según los especialistas de la Mayo Clinic, “el nivel de oxígeno en sangre normal es de 75 a 100 milímetros de mercurio (mm Hg). Los valores inferiores a 60 mm Hg generalmente indican la necesidad de oxígeno complementario. Los valores normales arrojados por un pulsioxímetro suelen oscilar entre 95 y 100%. Los valores inferiores a 90% se consideran bajos”. Los niveles bajos a 60 mm Hg pueden requerir suplementos de oxígeno, pero, como mencionamos, esto solo lo puede establecer tu médico, pues cada caso es individual.

La hipoxemia es un nivel de oxígeno en sangre inferior al normal, específicamente en las arterias. “Es signo de un problema relacionado con la respiración o la circulación, y puede provocar diversos síntomas, como dificultad para respirar”, indica la institución.