Cada vez que el corazón late, bombea sangre a los vasos (arterias), que llevan la sangre a todas las partes del cuerpo. La presión arterial es la medida de la fuerza ejercida contra las paredes de las arterias a medida que el corazón bombea la sangre al cuerpo. La presión arterial alta o hipertensión es un trastorno en el que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta, lo que puede llevar a dañarlos, pues cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear.
– Una presión arterial normal es menor a 120/80 mmHg la mayoría de las veces.
– Una presión arterial alta (hipertensión) es cuando uno o ambos números de la presión arterial son mayores de 130/80 mmHg la mayoría de las veces.
Causas y síntomas
La hipertensión es conocida como la enfermedad silenciosa o “asesino silencioso”, y esto es porque la mayoría de las personas que la padecen no presentan ningún síntoma; sin embargo, algunas podrían llegar a tener ciertos signos relacionados a la tensión alta, como son: dolor de cabeza, dificultad respiratoria, vértigos, dolor torácico, palpitaciones del corazón y hemorragias nasales; pero, es de aclarar, que esto no se presenta siempre, por ello, la importancia de estarse chequeando la tensión de manera regular con el médico, y, más aún, si tienes factores de riesgo*, como los siguientes:
-Tienes ascendencia africana.
– Tienes obesidad o fumas.
– Frecuentemente mantienes estresado o ansioso.
– Tomas demasiado alcohol (más de 1 trago al día para las mujeres y más de 2 al día para los hombres).
– Consumes demasiada sal.
– Presentas antecedentes familiares de hipertensión arterial.
– Tienes diabetes.
¿Se puede prevenir?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “todos los adultos deberían medirse su tensión arterial periódicamente, ya que es importante conocer los valores. Si esta es elevada, deben consultar a un profesional de la salud”. Con respecto a su prevención, indica que “a algunas personas les basta con modificar su modo de vida para controlar la tensión arterial, como abandonar el consumo de tabaco, adoptar una dieta saludable, hacer ejercicio con asiduidad y evitar el uso nocivo del alcohol, así como reducir la ingesta de sal”. No obstante, la OMS destaca que “a otras personas, estos cambios les resultan insuficientes y necesitan tomar medicamentos con prescripción médica”.
Consecuencias
Si no se controla, la hipertensión puede provocar un infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular, una insuficiencia renal, ceguera o un deterioro cognitivo. Los factores que la pueden agravar son: el consumo de tabaco, una dieta poco saludable, el uso nocivo del alcohol, la inactividad física y la exposición a un estrés permanente, así como la obesidad, el colesterol alto y la diabetes mellitus.
*Fuente: Medlineplus.