Las proteínas son un nutriente fundamental para mantener el equilibrio del organismo. Están presentes en la estructura de músculos, huesos, piel y órganos, además de participar en procesos esenciales como la producción de enzimas, hormonas y anticuerpos. 

A diferencia de otros nutrientes, no se almacenan de manera directa en el cuerpo, por lo que es necesario obtenerlas a través de la alimentación de forma constante.

Aunque solemos asociarlas únicamente con la carne o los huevos, existen múltiples fuentes que van desde alimentos de origen animal y vegetal hasta suplementos especializados diseñados para distintos objetivos de salud. 

La clave está en conocer cuáles son las opciones disponibles y cómo integrarlas de manera práctica en el día a día. A continuación, encontrarás una guía con 5 tipos de proteínas, divididas en categorías, para que puedas identificar las que mejor se adaptan a tu estilo de vida.

1. Proteínas animales

Las proteínas animales se caracterizan por ser de alto valor biológico, lo que significa que contienen todos los aminoácidos esenciales en proporciones adecuadas para el cuerpo humano. Por eso son una base importante en la dieta de muchas personas.

Además de su calidad nutricional, las proteínas animales suelen ser más fáciles de digerir y aprovechar por el organismo en comparación con muchas fuentes vegetales. 

También aportan nutrientes adicionales como hierro, zinc, vitamina B12 y omega-3 en el caso del pescado, lo que las convierte en una opción muy completa para mantener la energía, apoyar el sistema inmune y favorecer el desarrollo y mantenimiento de la masa muscular.

Carne magra

La carne de res, pollo y pavo es una fuente clásica y accesible de proteínas. Además de su calidad nutricional, aportan hierro hemínico, que se absorbe con mayor facilidad que el hierro de origen vegetal, y vitaminas del grupo B. Elegir cortes magros ayuda a obtener todos estos beneficios sin un exceso de grasas saturadas.

¿Cómo incluirla en la alimentación diaria? 

La carne magra puede formar parte de tu alimentación entre tres y cinco veces por semana, alternando entre res, pollo y pavo para mantener variedad nutricional. Una porción adecuada es de aproximadamente 100 a 150 gramos cocidos (el tamaño de la palma de tu mano) por comida.

Puedes preparar una pechuga de pollo a la plancha con ensalada en el almuerzo, un guiso de res con verduras en la cena o un filete de pavo al horno. Estas recetas son prácticas y se adaptan fácilmente al día a día sin complicar la cocina.

Pescado y mariscos

El pescado combina proteínas de calidad con grasas saludables como los ácidos grasos omega-3, reconocidos por sus efectos positivos en la salud cardiovascular y cerebral. Los mariscos, por su parte, aportan minerales esenciales como zinc y selenio, que contribuyen al buen funcionamiento del sistema inmune y a la salud de la piel.

Formas de consumirlos en el día a día

Lo ideal es consumir pescado al menos dos o tres veces por semana, priorizando variedades ricas en omega-3 como el salmón, la trucha o las sardinas. Una porción recomendada es de 120 a 150 gramos cocidos por comida. 

Los mariscos, como camarones o calamares, pueden incorporarse una vez a la semana para variar la dieta y aprovechar su aporte mineral. Algunas formas prácticas de hacerlo son preparar un filete de salmón a la parrilla, agregar atún en ensaladas rápidas o disfrutar de un ceviche de camarones en el almuerzo.

Huevos

Considerados la proteína de referencia, los huevos son ricos en aminoácidos esenciales y fáciles de digerir. La clara es prácticamente proteína pura, mientras que la yema aporta vitaminas, minerales y grasas saludables. Son muy versátiles, económicos y se adaptan a diferentes horarios de comida.

Frecuencia y porciones recomendadas

Se recomienda consumir huevos entre tres y siete unidades a la semana, dependiendo de las necesidades de cada persona y de si existen condiciones médicas que requieran ajustar el consumo de colesterol. 

Una porción habitual son uno o dos huevos por comida, ya sea al desayuno, en la cena o incluso como snack. Puedes prepararlos revueltos con vegetales en la mañana, en tortilla con espinacas para la cena ligera o cocidos como un refrigerio práctico que se lleva fácilmente al trabajo.

Lácteos

Los lácteos como la leche, el yogur y el queso son otra fuente animal de proteínas que además aportan calcio y fósforo, fundamentales para la salud ósea. En el mundo deportivo, la caseína y el suero lácteo (whey protein) extraídos de la leche son muy utilizados por su capacidad de favorecer la recuperación muscular y mantener la masa magra.

Consejos de uso en la dieta diaria

Lo recomendable es consumir lácteos entre una y dos veces al día, priorizando las versiones bajas en grasa y sin azúcares añadidos. Una porción adecuada equivale a un vaso de leche de 200 ml, un yogur natural de 150 g o 30 g de queso fresco

Puedes tomar un vaso de leche en la noche, disfrutar de un yogur con frutas y semillas en el desayuno o agregar un trozo de queso fresco en una arepa o ensalada.

Proteínas vegetales y animales para mejorar la salud

2. Proteínas vegetales

Las proteínas de origen vegetal son cada vez más valoradas, no solo por quienes siguen una dieta vegetariana o vegana, sino también por personas que buscan variar sus fuentes de nutrientes. Aunque algunas carecen de todos los aminoácidos esenciales, combinarlas de manera adecuada permite obtener un perfil proteico completo.

Las fuentes vegetales aportan proteínas junto con fibra, antioxidantes y compuestos bioactivos que favorecen la digestión, ayudan a mantener niveles saludables de colesterol y contribuyen al control del peso. También representan una alternativa sostenible para el medioambiente, razón por la cual cada vez más personas las combinan con proteínas animales o incluso las convierten en la base principal de su alimentación.

Legumbres

Aportan proteína de buena calidad junto con fibra, vitaminas del grupo B y minerales como hierro y magnesio. Estos nutrientes favorecen la digestión, ayudan a mantener niveles saludables de colesterol y generan una sensación de saciedad que resulta útil en planes de control de peso. Otro aspecto clave es que al combinarlas con cereales como arroz, maíz o quinoa, se obtiene un perfil de aminoácidos más completo, muy similar al de las proteínas animales.

Ideas para sumarlas a tu alimentación

Lo ideal es incluir legumbres entre tres y cuatro veces por semana, en porciones de ½ a 1 taza cocida por comida. Una sopa de lentejas con arroz integral puede ser la base de un almuerzo nutritivo, el hummus de garbanzos funciona muy bien como dip saludable a media tarde, y unos fríjoles preparados con vegetales aportan saciedad y energía para la cena.

Frutos secos y semillas

Almendras, nueces, pistachos, semillas de chía y linaza son alimentos muy valorados por su versatilidad y densidad nutricional. Aportan proteínas de origen vegetal junto con grasas saludables que favorecen la salud cardiovascular, además de antioxidantes como la vitamina E y minerales esenciales como el magnesio y el zinc. 

Aunque su aporte proteico por porción es menor en comparación con la carne o las legumbres, su combinación de nutrientes los convierte en aliados para complementar una dieta equilibrada. También destacan porque generan saciedad con cantidades moderadas, lo que ayuda a controlar el apetito entre comidas.

Formas de consumirlos en el día a día

Se recomienda incluir frutos secos y semillas entre tres y cinco veces por semana, en porciones de 25 a 30 gramos (equivalente a un puñado pequeño o dos cucharadas de semillas). Puedes comer nueces o almendras a media tarde como snack, añadir semillas de chía a un batido para darle más consistencia, o usar linaza molida como complemento en un yogur natural o en preparaciones de pan y arepas.

Cereales integrales y pseudocereales

La avena, la quinoa y el amaranto son opciones muy valoradas dentro de la alimentación vegetal por su aporte de proteínas, carbohidratos complejos y fibra que favorece la digestión y brinda energía sostenida a lo largo del día. 

Entre ellos, la quinoa ocupa un lugar especial porque contiene los nueve aminoácidos esenciales, lo que la convierte en una proteína completa comparable a las de origen animal.

 El amaranto también aporta un perfil proteico interesante, además de calcio y hierro, mientras que la avena destaca por su capacidad de generar saciedad y ayudar a mantener niveles estables de glucosa en sangre.

Opciones fáciles para integrarlos en las comidas diarias

La recomendación es consumir cereales integrales de manera diaria, en porciones de ½ a 1 taza cocida, dependiendo de las necesidades energéticas de cada persona. Un desayuno con avena cocida y frutas frescas aporta energía sostenida para la mañana, una ensalada de quinoa con vegetales puede convertirse en un almuerzo ligero y completo, y el amaranto inflado funciona muy bien como topping en yogures, batidos o incluso postres caseros.

Mujer consumiendo proteínas el polvo

3. Proteínas en polvo

Los suplementos en polvo son una de las formas más prácticas de aumentar la ingesta de proteínas, especialmente en personas que entrenan, tienen poco tiempo para cocinar o requieren un refuerzo específico.

Además de su practicidad, este tipo de suplementos permite controlar con mayor precisión la cantidad de proteína consumida en cada porción, lo que resulta útil para alcanzar metas específicas de nutrición o entrenamiento. 

Existen versiones elaboradas a partir de suero de leche, caseína o fuentes vegetales como soya, arveja y arroz, lo que las hace accesibles para personas con diferentes estilos de alimentación o necesidades particulares, como quienes siguen dietas veganas o tienen intolerancia a la lactosa.

Es recomendable consultar siempre con un profesional de la salud antes de incorporar suplementos proteicos, para asegurar un consumo adecuado y adaptado a tus necesidades personales.

Suero de leche (whey protein)

El whey protein se ha convertido en el suplemento más usado dentro del mundo deportivo gracias a su rápida absorción y a su aporte de aminoácidos esenciales, en especial la leucina, que estimula la síntesis de proteína muscular. 

Es ideal para quienes realizan entrenamientos de fuerza o resistencia, ya que acelera la recuperación, favorece el crecimiento de masa magra y ayuda a cumplir con los requerimientos diarios de proteína en personas que no siempre logran cubrirlos solo con la dieta.

Momentos ideales para consumirlo

La recomendación es tomar 20 a 30 gramos al día, de preferencia después del entrenamiento, cuando el músculo necesita nutrientes para repararse. Lo más común es prepararlo en batidos con agua, leche o bebidas vegetales, aunque también puede integrarse en recetas caseras como pancakes, galletas o avena para variar su consumo.

Caseína

La caseína es otra proteína derivada de la leche que se diferencia del suero por su digestión más lenta. Esta característica hace que libere aminoácidos de forma progresiva en el organismo, lo que resulta especialmente útil durante la noche, cuando el cuerpo permanece varias horas sin recibir alimentos. 

Por esta razón se asocia con una mejor recuperación muscular y con la prevención de la pérdida de masa magra en periodos prolongados de ayuno.

Formas prácticas de consumo diario

La dosis habitual es de 20 a 30 gramos, preferiblemente en la noche antes de dormir. Puede prepararse en batidos con agua o leche, o mezclarse con yogur natural para lograr un snack cremoso y saciante.

Proteínas vegetales en polvo

Las proteínas en polvo a base de soya, arveja o arroz son una alternativa ideal para quienes no consumen lácteos o buscan opciones de origen vegetal. Suelen ser fáciles de digerir, están libres de lactosa y en muchos casos se combinan entre sí para ofrecer un perfil de aminoácidos más completo. 

Estas opciones se han vuelto populares en personas que siguen dietas veganas o vegetarianas, pero también son útiles para quienes buscan variar sus fuentes de proteína y reducir el consumo de productos animales.

Ideas para sumarlas a tu alimentación

La recomendación es usar 20 a 30 gramos por porción, una o dos veces al día según las necesidades de cada persona. Se pueden preparar en batidos verdes con frutas y vegetales, mezclarse con avena en el desayuno o incorporarse en recetas de repostería saludable como muffins o galletas caseras.

4. Snacks proteicos

El ritmo de vida actual hace que muchas personas busquen opciones rápidas y prácticas. Los snacks enriquecidos con proteínas son una alternativa útil para cubrir necesidades sin necesidad de preparar una comida completa.

Estos productos, que incluyen desde barras y galletas hasta bebidas listas para consumir, permiten mantener la energía estable durante la jornada y evitar periodos largos sin aporte proteico. 

Aunque no reemplazan una comida completa, resultan convenientes en momentos de trabajo intenso, viajes o entrenamientos, ya que facilitan cumplir con la ingesta diaria recomendada de proteínas sin complicaciones.

Barras proteicas

Las barras son una de las presentaciones más populares dentro de los snacks enriquecidos con proteínas. Pueden estar elaboradas a base de suero de leche, proteínas vegetales o una mezcla de ambas, y suelen incluir carbohidratos, fibra y en algunos casos vitaminas y minerales añadidos. 

Son útiles para quienes necesitan una opción rápida que aporte saciedad y energía, ya que ayudan a cubrir el requerimiento proteico en medio de una rutina ocupada. Existen versiones diseñadas para favorecer la recuperación después del ejercicio y otras orientadas al control de peso por su capacidad de generar plenitud con pocas calorías.

Opciones prácticas para integrarlas en tu rutina

Se recomienda consumirlas de manera ocasional, entre tres y cuatro veces por semana, en momentos donde no es posible acceder a una comida completa. Funcionan muy bien como merienda en la oficina, después de una sesión en el gimnasio o durante viajes largos en los que se necesita mantener la energía sin recurrir a alimentos ultraprocesados bajos en nutrientes.

Bebidas listas con proteína

Las bebidas listas para consumir se han convertido en una alternativa práctica para quienes necesitan reforzar su ingesta de proteínas sin invertir tiempo en preparar batidos o comidas. 

Suelen elaborarse a partir de suero de leche, caseína o proteínas vegetales, y algunas incluyen carbohidratos y micronutrientes que las convierten en un suplemento más completo. 

Son especialmente útiles en personas con rutinas exigentes, ya que aportan saciedad y energía en pocos minutos, sin sacrificar calidad nutricional.

Momentos recomendados para aprovecharlas

La dosis habitual equivale a una botella o envase individual al día, consumida en situaciones puntuales donde se busca practicidad. Funcionan muy bien como snack a media mañana en jornadas de trabajo extensas, como complemento de la merienda en la tarde o como refuerzo proteico después del ejercicio, cuando no hay tiempo para preparar una comida completa.

5. Suplementos clínicos y especializados

Además de los suplementos deportivos, existen fórmulas diseñadas para necesidades médicas específicas. Son recomendadas en adultos mayores, personas en recuperación o quienes presentan deficiencias nutricionales.

Estas presentaciones suelen estar disponibles en polvo, sobres o líquidos listos para tomar, y se caracterizan por tener proteínas de fácil digestión, a menudo hidrolizadas, lo que facilita su absorción en personas con limitaciones digestivas. 

También pueden estar reforzadas con vitaminas, minerales y calorías adicionales, convirtiéndose en un apoyo clave en procesos de recuperación postquirúrgica, tratamientos médicos prolongados o en la prevención de la pérdida de masa muscular asociada al envejecimiento.

Siempre es aconsejable contar con la orientación de un profesional de la salud antes de iniciar el consumo de suplementos clínicos, para asegurar que se adapten a tus necesidades específicas. 

Fórmulas para adultos mayores

Con la edad se pierde masa muscular, un proceso conocido como sarcopenia. Los suplementos proteicos para adultos mayores ayudan a mantener la fuerza y la independencia funcional.

Suplementos para recuperación médica

Pacientes en recuperación postquirúrgica, convalecencia o enfermedades que afectan la absorción de nutrientes pueden beneficiarse de suplementos proteicos especializados. Suelen estar hidrolizados para facilitar la digestión.

Hombre haciendo ejercicio después de tomar proteinas para aumentar masa muscular

Proteínas para aumentar masa muscular

Cuando el objetivo es ganar fuerza y volumen, el consumo de proteínas debe ser estratégico. Lo ideal es combinar fuentes animales (pollo, pescado, huevos) con opciones vegetales (legumbres, quinoa) y, en caso necesario, reforzar con proteínas en polvo. 

La distribución también es clave: es preferible repartir el consumo en varias comidas durante el día en lugar de concentrarlo en una sola.

Un ejemplo práctico sería desayunar huevos con avena, almorzar pollo con arroz integral y ensalada, merendar un yogur con semillas y terminar la rutina de ejercicio con un batido de suero de leche. Este tipo de planificación favorece la síntesis muscular y la recuperación.

¿Por qué la variedad de proteínas marca la diferencia?

Las proteínas son un nutriente indispensable que debe estar presente en todas las etapas de la vida. Más allá de la carne o los suplementos deportivos, la diversidad de fuentes disponibles permite ajustar el consumo a cada necesidad: mantener un estilo de vida saludable, mejorar el rendimiento físico, prevenir la pérdida de masa muscular o apoyar la recuperación médica.

La clave está en combinar inteligentemente proteínas animales, vegetales, en polvo, snacks y fórmulas clínicas, logrando una alimentación equilibrada, sostenible y adaptada a los objetivos personales. Con pequeñas decisiones diarias es posible aprovechar todo el potencial de este nutriente esencial.

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