Usar un protector solar adecuado puede proteger tu piel de patologías y envejecimiento prematuro. Encuentra aquí todo lo que debes saber sobre este producto. 

La piel tiene como principal función proteger el cuerpo de agentes climáticos como el sol. Por ello, si no existe una correcta protección, queda expuesta a sufrir diferentes tipos de patologías como alergias, dermatitis, fotodermatosis o fotosensibilización.

Además, la exposición diaria al sol puede provocar efectos negativos en la piel, deteriorando su apariencia y elasticidad, lo que además puede causar envejecimiento prematuro. Por eso, es tan importante usar un protector solar adecuado, sobre todo cuando hay contacto constante con el sol y en las áreas que se ven más afectadas, como la cara y las manos.

El tipo de piel y el factor de protección 

El factor de protección solar (FPS) de los protectores solares será el encargado de cuidar la piel. Cada tipo de piel tiene un cuidado específico, por ejemplo, las pieles claras necesitan un factor de protección solar más alto que las personas de tez más oscura; en general se recomienda FPS 30 en todo tipo de piel para uso diario.

Tipo 1: piel muy clara y con muchas pecas. No suele broncearse y se quema siempre, por lo que requiere un FPS de 50 o más.

Tipo 2: piel clara y con pecas. También suelen quemarse con facilidad, pero demoran más en ponerse morenas. Se recomienda un FPS 30.

Tipo 3: piel blanca. Se quema con moderación. Se recomienda, como mínimo, un FPS 30, pero en largos períodos de exposición es conveniente usar uno mayor.

Tipo 4: piel mixta o ligeramente oscura. Se pigmenta con facilidad y en poco tiempo, hasta adquirir un tono de piel marrón intermedio. El FPS mínimo es el de 10.

Tipo 5: piel oscura. Pocas veces se quema, debido a que logra un bronceado rápido e intenso. Se recomienda un FPS 8.

Tipo 6: piel negra. Prácticamente no se quema. FPS mínimo 6.

Factor de protección solar

El factor de protección solar indica el número de veces que los fotoprotectores aumentan su capacidad de defensa natural frente a enrojecimientos o quemaduras. Los protectores solares están compuestos por estos factores, que se encargarán de proteger la piel de los rayos del sol. 

Los rayos del sol o rayos ultravioleta se dividen en dos tipos: UVA y UVB. 

UVA: Alcanza totalmente la superficie terrestre; broncean de inmediato, pero su resultado es poco duradero. Tienen la capacidad de atravesar el vidrio y penetran hasta las capas más profundas de la dermis, donde generan radicales libres que provocan alteraciones celulares y causan el envejecimiento prematuro de la piel (arrugas, manchas y falta de elasticidad), además de provocar cáncer.

UVB: Penetran menos que los UVA, pero son más reflejantes; 90% es bloqueado por el ozono y por el oxígeno de la atmósfera y como son más energéticos resultan más dañinos para la biósfera. El daño más grave en el cuerpo es que queman el tejido.

El factor de protección solar (FPS) o SFP por sus siglas en inglés, nos protege de los rayos UVB, y por ende, de las quemaduras graves. Sin embargo, no protege del todo de los rayos UVA y, por lo tanto, no nos ayudan a prevenir por completo enfermedades de la piel y cáncer.

El índice de protección solar ideal para utilizar el protector solar todo el año es SPF 30. También debe especificar en la etiqueta que el protector solar sea resistente al agua y al sudor. Así te asegurarás de que te proteja por un período mayor.

Protégete del sol con un bloqueador adecuado

Mejores bloqueadores según tipo de piel

Piel grasa

Las fórmulas en gel funcionan de maravilla para la piel grasa y aún más las que son minerales, dado que se absorben más rápido en la piel. En las etiquetas, busca que sean oil free o matificantes. 

Piel mixta

Tu opción son las lociones livianas, refrescantes y con propiedades hidratantes que evitan que la piel produzca más grasa en su compensación. 

Piel normal

Tu piel puede usar prácticamente cualquier fotoprotector y, por eso, lo mejor es optar por los que son de amplio espectro, suavizan la textura y unifican el tono. 

Piel seca

Los protectores solares en crema o leche están hechos para ti, y más aún los que poseen ingredientes naturales hidratantes. 

Piel sensible

Busca fotoprotectores minerales o físicos que no tengan fragancias para evitar enrojecer y lastimar la tez. 

Piel madura

Los protectores solares con componentes antioxidantes, nutritivos y reparadores te caen como anillo al dedo. Inclínate por aquellos que tengan más de 35 FPS y que te defiendan de los diferentes tipos de radiación. 

Cuidados de la piel después de tomar el sol  

Al volver a casa después de estar expuesto al sol deberás instaurar una rutina para reparar tu piel. Esta debe constar de los siguientes pasos:  

  1. Limpia el rostro: limpia esta zona del cuerpo con agua micelar. De esta manera, eliminarás los restos de crema solar.
  1. Bebe agua: después de tomar el sol es importante aumentar el consumo de agua para evitar que el cuerpo se deshidrate y aparezcan síntomas como el dolor de cabeza, la fatiga o los dolores musculares.
  1. Date una ducha con agua tibia: el agua caliente reseca la piel, potencia la descamación y acorta la vida del bronceado. 
  1. Aplica un aftersun: aunque no te hayas quemado con el sol, utiliza un aftersun después de la ducha. Este tipo de producto contiene más activos antirradicales libres y calmantes que la crema hidratante habitual, puesto que nutre, proporciona un alivio inmediato y calma los efectos provocados por la radiación ultravioleta.

Otro producto recomendable para la protección es la aplicación de un sérum antioxidante al acabar el día si hemos estado muy expuestos al sol, como por ejemplo uno de vitamina C para recuperar la piel de las agresiones de la jornada. 

Paso a paso para cuidar tu piel del sol

  • Limpia el rostro
  • Bebe agua
  • Date una ducha con agua tibia
  • Aplica un aftersun

Consejos al elegir y usar el bloqueador solar

  • Aplicar 30 minutos antes de salir al aire libre para obtener mejores resultados. Esto le da tiempo a la piel para absorber el bloqueador.
  • Volver a aplicarlo cada dos horas o después de cada baño en la piscina o el mar.
  • Limitar la exposición al sol, especialmente al mediodía, cuando los rayos del sol son más fuertes.
  • Cubrir el cuerpo con mangas largas, pantalones, un sombrero y gafas de sol siempre que sea posible.
  • Es vital que el factor de protección del producto que elijas sea de amplio espectro, lo que quiere decir que puede protegerte de los rayos UVA Y UVB. 
  • Asegúrate de que el producto sea resistente al agua y al sudor, porque además de protegerte en todo momento, eso te asegura que permanezca mucho más tiempo en tu piel cuando esté mojada.
  • Asegúrate de que el protector no contenga ácido paraminobenzoico: un filtro químico que solía usarse para frenar la acción de los rayos UVB, que puede sensibilizar la piel provocando brotes y alergias.